jueves, 12 de octubre de 2017

Lo que puedes hacer si te levantas "con el pie izquierdo".

Cuando piensas "Esta mañana me levanté con el pie izquierdo", seguramente te refieres a que ha pasado parte del día y no te encuentras bien emocionalmente, es como si todo lo que va pasando se encadena en una serie de despropósitos que aumentan tu malestar. 

Es en esos momentos cuando más falta nos hacemos a nosotros mismos, para comprendernos, calmarnos, darnos opciones de respuesta... Si no lo hacemos nosotros mismos, dime quién. No vamos a estar esperando que alguien se dé cuenta de que tenemos el día torcido, y que además quiera ayudarnos, por nuestra cara bonita. Hay veces que no hay nadie a mano con ese perfil (ni siquiera Siri, la asistente del teléfono podría echarte un cable...de momento) 
Así que en consulta una parte del entrenamiento se dedica a practicar lo que vamos a ver aquí, un Chequeo Cuerpo-emoción-pensamiento-acción de lo más útil. 




1. Presta atención un segundo a tu malestar, qué sensaciones estás notando, físicas, y dónde. El malestar emocional lo notamos gracias a estas sensaciones desagradables. Bienvenidas sean, al menos sirven para ponernos sobre aviso de que algo marcha mal. 
2. Al prestar atención a esto, quizá puedas identificar con qué emoción concuerdan estas sensaciones de malestar.¿A cuál se parece más? tristeza, rabia, miedo, culpa, ansiedad..

3. Cuando tengas esto, pregúntate: "¿Qué ha pasado para que yo esté así de enfadado?", por ejemplo.
Deja que aparezca en tu mente la situación, y como un detective, sigue la secuencia de lo que sucedió.
Lo que pasó al principio, lo que pensaste, lo que hiciste o dijiste, lo que dijo la otra persona...

"Esta mañana me encontré con Fulanito, y me dijo algo que me enfadó mucho, pero no le dije nada porque no quería discutir. Me quedé pensando porqué se ceba conmigo, qué he hecho yo, y he estado enfadado y triste toda la mañana. Luego he estado pensando que quizá todo es culpa mía y Fulanito tiene razón, soy eso que ha dicho y más, soy un desastre..., y pensar eso me ha dejado más triste aún, y enfadado con Fulanito. Por eso cuando he llegado a casa no me apetecía hablar, estaba demasiado enfadado, y cuando ella me ha dicho que no le presto atención cuando habla, he estallado. ..."

4. Entenderás mejor qué hizo que te quedaras enganchado en una situación. Saber lo que te molestó, te permite hacerte preguntas como estas:
- ¿Creo que sea cierto lo que Fulanito ha dicho de mí? ¿Qué es lo que me duele, exactamente? Si es verdad, ¿qué puedo hacer con esto? ¿Estoy enfadado realmente con él, o conmigo porque hay algo que no me gusta de mí?
¿Qué quiero hacer para estar mejor yo? ¿Y con mi amigo? ¿Hay cosas que no está en mi mano hacer y escapan a mi control?

5. Indagar esto nos sirve para comprender qué nos pasa, y nos permite, "a toro pasado" tomar la información para gestionar mejor nuestra rabia, en este caso. Tan importante como la autoconciencia es la toma de decisiones que viene al final, ¿qué quiero hacer con lo que me ha pasado? ¿quiero seguir enfadado? ¿quiero reconocer algo que me duele pero que estoy de acuerdo? ¿Quiero que esa persona sepa que me ha ofendido?

Aprender estos pasos requiere práctica y ayuda al inicio. Es una habilidad, por lo  tanto cuesta un tiempo dominarla. Para eso estamos los psicólogos. 
Sobre todo, ayuda que tengas ganas de estar mejor, de sonreir más a menudo, de respirar sin nudos en el estómago. 
Sale más caro seguir aguantando días malos que conocernos más y mejor, te lo aseguro. 
Un abrazo

viernes, 8 de septiembre de 2017

Mi servicio de Asistencia Psicológica A Domicilio se llama ASISTE

No sé si ya sabías esto, así que te comparto una entrada donde brevemente te explico cómo se realiza la asistencia de este tipo.

http://asiste-psicologia-a-domicilio.blogspot.com.es/2017/09/como-se-realiza-la-asistencia.html


Si quieres más información ponte en contacto conmigo a través del formulario de contacto que tienes en la web de ASISTE


jueves, 22 de junio de 2017

4 Cosas que imagina una #pareja cuando pide ayuda psicológica (#TerapiadePareja)


Andaba yo hoy pensando en cosas que pasan cuando atiendes a parejas, y me ha parecido buena idea recopilar estas cuatro cosas que suelen repetirse mucho, aportando una respuesta a cada una.

Espero que os sea útil.

Cuando una pareja se plantea venir a la consulta del psicólogo, puede que piense:

1. El psicólogo actuará como un juez, señalando culpables y dictando sentencia, es decir, tomando decisiones sobre lo que hay que hacer, y quién lo hace "mal" de los dos.
No somos ni actuamos como jueces. No tenemos ningún interés en favorecer a uno u otro cónyuge. Nos interesa la salud de la #relación, y ayudaros a que la restablezcáis.
Nos interesa que los dos estéis bien en la relación, no uno de los dos. Por lo tanto, no esperéis que le "demos la razón" a nadie. 






2. Sólo hay que ir cuando estemos al borde del divorcio.
Ese es el caso más frecuente, pero muchas veces esperáis mucho a resolver sin ayuda, que cuando llegáis a la consulta uno de los dos, o los dos, ya no tiene ganas de reparar la relación. No hace falta esperar tanto, la relación se puede desgastar irreparablemente.
En estos casos puede ser positivo hacer un proceso de Terapia de Divorcio, que ayuda a hacer un cierre, el mejor posible para cada integrante de la relación, y si hay hijos en común os ayuda a establecer acuerdos entre los progenitores acerca de la custodia, y la adaptación a la nueva situación.
Otras veces venís antes de casaros, o porque os habéis puesto a convivir, y queréis que los roces que empiezan no vayan a más. También es interesante ese momento, y lleno de opciones.


3. Los psicólogos si son mujeres favorecen a las mujeres y si son hombres, favorecen a los hombres. O se alían con el que les cae mejor de los dos. Por lo tanto...hay que caerle bien a toda costa.
Rotundamente NO. Nuestra ética profesional y vocación de servicio son claras. Siempre estamos abiertos a que, si uno de los cónyuges no se fía de nuestra imparcialidad, derivar el caso a otro colega. A veces esta desconfianza no es más que una maniobra dilatoria de uno de los integrantes de la pareja, pues no se atreve a dejar claro que no quiere ir a terapia, por miedo a que su pareja le deje definitivamente.


4. Los psicólogos tenemos un manual interno con las reglas y normas que definen a la relación perfecta y os lo contaremos en terapia para que adquiráis esos conocimientos.
Ojalá, aunque existen colegas que investigan sobre el tema, y los demás intentamos estar "a la última", con la teoría no basta, no hay cambio sólo con eso. Lo que vosotros vais a adquirir en una terapia de pareja es un mayor conocimiento de vosotros mismos, del otro, de cómo os relacionáis de manera que acabáis sufriendo tanto, y sobre todo practicaréis las habilidades que necesitéis cada uno para hacer que la relación madure, sea lo que vosotros queráis que sea. Vamos, que aquí venís a trabajar conmigo, haremos equipo.

Si te ha parecido útil, házmelo saber, o comparte para otros, o las dos cosas. Abrazos.

sábado, 20 de mayo de 2017

Día del Psicólogo-a



Hoy se ha celebrado el día del psicólogo ¡Qué alegría! 
¿Habrá algún Santo o figura que tengamos adscrito? En mi Facultad celebrábamos a Juan Huarte de San Juan como patrón. 





El caso es que aprovechando el día que es, quería contaros algo, hacer un homenaje a mi profesión.
No recuerdo exactamente cuándo decidí estudiar psicología. Siempre había querido ser otras cosas, y no las explicaba a nadie porque me daban vergüenza (cantante, artista, escribir…) Pero sí recuerdo el momento en que una chica de mi clase del instituto lo dijo, y dentro de mí algo hizo clic. Me dije “Sí, eso, eso, Cristina”. Y no me lo pensé. Años después descubrí muchos momentos clave de mi vida que tuvieron que ver en aquel clic.

Octubre 1989. Recuerdo el miedo que pasé el primer día de clase, visualizo la rampa que bajaba hasta el Sótano 2. Yo era muy tímida, mi estrategia era intentar “pegarme” a gente que me mirase bien, hacer amigos si se podía, atender mucho en clase, y sólo ir al bar a por el café de las 5 y media. 
Me encontré asignaturas con nombres científicos. Sí. Nombres de pesadilla para mí eran: Estadística Inferencial, Psicología Experimental, Psicofisiología del SN… No quiero aburrir. Es claro y desde el principio que nos habíamos metido en una disciplina  que utilizaba el método científico, que intentaba conocer al ser humano con los mejores métodos a su alcance. Y eso requirió por nuestra parte, hincar codos, hacer prácticas, estar hasta las tantas estudiando… Aquello ya pasó. 
Luego me di cuenta de que había que actualizar, mantener, y seguir ampliando nuestras destrezas. Me encanta saber que la psicología no tiene fin, y que tenemos que estar activos y actualizando sin parar.

En fin, hoy reía porque cuando un colega me ha felicitado, he pensado que sí, que nos merecemos tener un día, . Un reconocimiento, aunque sea un poco de atención durante 24 horas que haga foco en nosotros.  
Y venían a mi memoria esos momentos estelares que tenemos en común los colegas de profesión. Señales de cómo es reconocida, o no,  la labor de la psicología en España. 




Imaginad: Una persona que llega a tu consulta y lo primero o lo segundo que te dice es “Yo no quería venir, ha sido fulanito quien me ha insistido, porque ¿sabes?, yo no creo en la psicología.” (Aquí suenan en mi cabeza los platillos esos del club de la comedia cuando alguien hace un chiste). Pero sigo escuchando lo que me dice, pues sé que aunque desconfíe, algo le ha hecho concertar su cita conmigo.
En esos momentos mágicos, en los que te mantienen esa mirada, a veces desafiante y a veces asustada, imagino fugazmente lo absurdo que sería ir a la pastelería de la esquina y decir “No creo en la repostería francesa” o  que se me rompiera una cañería y cuando llegue el técnico recibirle con un contundente: “No creo en la fontanería.” 

Vamos, que si algo se nos puede valorar a los psicólogos, además de lo que es de ley, es la paciencia que tenemos y las ganas de hacer pedagogía para que todo el mundo nos conozca y confíe, como confiamos en un fontanero, en un profesor, dentista, frutero, arquitecto, dermatólogo…

Pero sí, si hay personas que aún no confían,  esto es porque algo no hemos hecho bien


  • Quizá aún nos confunden con la figura del “confesor”, y confunden nuestra disciplina de conocimiento con una religión o creencia cuando no es así.

  • Sin embargo es cierto que hay muchas Escuelas Psicológicas diferentes y aunque se utilicen muchos tratamientos y diferentes,  de algunos no se conoce su eficacia a niveles científicos, y de otros sí. También es verdad que nuestro objeto de estudio ha sido intangible en un gran porcentaje. Y que la psicología experimental por ello es algo de lo más difícil y creativo que yo imagino. Continuemos. Depende de la Escuela, hay psicólogos que aceptan evidencias de que un tratamiento funciona con estudios de caso único, otros que validan sus tratamientos con estudios longitudinales, transversales. Se diseñan experimentos, se analizan los datos, se correlacionan factores, y con la Neurociencia en auge  cada vez sabemos más del funcionamiento del cerebro y comenzamos a poder explicar mejor muchos de los fenómenos que ocurren en nuestra mente. Estamos viviendo ahora mismo un momento emocionante de cambios en nuestra querida Psicología. Gracias a la medicina, y a la neurociencia en concreto, estamos avanzando mucho.

Pero de momento así están las cosas. Un profesional de la psicología se mueve entre unas estanterías largas y altísimas, llenas de baldas donde se hay distintos tratamientos, algunos validados empíricamente, otros menos, y otros nada. La elección es del profesional. Y es un acto responsable. Para ello tenemos un Colegio Profesional.  Aunque aún queda mucho por hacer. 


  • Cada profesional pasa por su propio proceso de desarrollo una vez terminada la carrera. Yo fui probando diferentes tratamientos en mi trabajo personal, en mi proceso de psicoterapia. Los que me decepcionaron por su falta de efectividad los fui abandonando para dejar espacio a otros que sí. Fue duro, yo también quise creer sin pruebas, y no pude mantener este pulso. Soy ecléctica, también leyendo, formándome en diferentes corrientes, llevo años adquiriendo herramientas que hoy llevo en mi maletín de psicóloga, en mi mente. 


  • Añadiremos a este panorama a las llamadas “terapias alternativas”, (que no curan pero dan gustito). Para mí, que lo he vivido de cerca, esto también ha influido en desinformar qué es Psicología. Me explico. Hay muchas personas no licenciadas en Psicología, que hacen cursos de terapias varias y abren una “consulta”. Sin conocimientos suficientes acerca del funcionamiento del cerebro, del sistema nervioso, sin conocer criterios de salud y de enfermedad, se lanzan a “hacer terapia”.  Y hay personas que creen que yendo a su consulta han ido “al psicólogo”. Además, también hay psicólogos que incluyen en su carta de servicios estas terapias. Y tienen su clientela. Y hay algunos que dicen ser psicólogos y no lo son.

  • Yo pienso que para afirmar que algo no sirve, es conveniente probarlo. O por lo menos eso intento. En una etapa de mi vida me formé en Reiki y lo utilicé conmigo, hasta que mi mente me planteaba más dudas que evidencias de que la imposición de manos me llegara a hacer efecto. Sé que me relajaba, al respirar suavemente, tumbada y calentita, y ya está. Pero no sé si este efecto se puede atribuir al Reiki, o a que yo respiraba y me relajaba. Nunca me curó nada, eso sí que lo tengo claro. Así que concluí que lo que hace que alguien confíe en Reiki por ejemplo es junto con el “gustito”, la fe en que eso te va a salvar, mágicamente, de tu sufrimiento, sin que hagas tú nada más. Es el ideal de mucha gente que viene a consulta, pero de eso hablo otro día, que me estoy alargando.

  • Por poner un final a este cuento que intenta explicar por qué hay humanos que “no creen en la psicología”  sólo añadiré a la cantidad de coaches “expertos en Inteligencia Emocional”, por poner un apellido, que sin haber estudiado psicología se plantifican delante de ti para ayudarte a ser “la mejor versión de ti mismo”. Tampoco saben detectar si una persona padece un trastorno, etc.

Todo esto hace que a nuestra profesión la envuelva aún un halo de neblina pegajosa que llamaremos desconfianza, por ser concretos. 

Así que, señor-de-la-mirada-desafiante-que-en-el-fondo-tienes-miedo-de-mí-porque-crees-que-como-psicóloga-leo-la-mente (sí, la tele hace mucho daño a la profesión también)
Decirte, como te digo cuando vienes, que te entiendo.
Y que voy a trabajar todo lo que pueda siempre para hacer que mi profesión llegue a donde tiene que llegar, y realice su trabajo.
Un abrazo empírico  que no podré verificar si os llega, pero tengo fe en que sí. 

viernes, 20 de enero de 2017

Con la mejor intención (3) Conflictos entre adolescentes y sus padres.


  • ¿Cómo tranquilizar a un padre o madre que lo pasa muy mal cuando no se entiende con su hijo/a? 
  • ¿Cómo ayudar a que un padre o una madre se dé cuenta de cómo contribuye él para acabar discutiendo con su hijo?
  • ¿Cómo hacer comprender a los adultos que la adolescencia no es "la edad del pavo" ni la de "la tontería"? 
  • ¿Cómo entender que lo que muestra un adolescente no es "tontería", sino una evolución a nivel cognitivo, que conlleva cambios, y que hacen que ya no sea el niño que fue?
  • ¿Cómo comprender que todo lo que hace un adolescente no es "para fastidiar" ni "por puro egoísmo"?

Es una tarea dificilísima ser padre y ser madre.

Más aún si estáis divorciados, y compartís custodia, o sólo fines de semana. A veces es difícil coordinarse con tu ex, porque aún hay resentimientos sin cerrar, de la relación de pareja. No nos apetece nada hablar con él, con ella, por eso nos divorciamos. Pero hay que hacerlo. Así que a veces por email, otras por whatsapp, y si no hay más remedio nos llamamos. Sin querer, quienes pagan esto son los hijos. Por falta de comunicación real entre los ex, y porque a veces sin querer hacemos pagar al ex utilizando a los hijos como moneda. Es duro, sí, pero pasa.

Mientras tanto, el tiempo sigue pasando y los hijos crecen y cambian.

Lo que antes nos servía con los niños, ahora no sirve con los adolescentes que tenemos en casa.

Es duro: lo vivimos como una lucha por mantener el orden en casa, y también con miedo a perderlos cuando vemos que no nos entendemos con ellos.

Muchas veces no nos entendemos al hablar con ellos porque lo que hacemos en realidad es intentar que sea el adolescente el que nos entienda, y no en el sentido contrario. Tienen que entendernos ELLOS porque NOSOTROS "tenemos la razón". Por miedo a que se equivoquen, a que sufran, intentarmos tirar de autoridad para que hagan lo que nosotros consideramos correcto. Esto se agrava si cada uno de los padres piensa que "tiene la razón" y no hablan para ponerse de acuerdo entre ellos. Imaginad el mareo del hijo...


La adolescencia es tan importante a nivel biológico, psicológico, afectivo, social, que merece la pena echar un vistazo a lo que estamos haciendo con nuestros hijos, si nos sentimos así, en lucha, asustados, y cada vez más alejados de ellos.

La adolescencia de un hijo requiere de los padres una evolución proporcional. No sólo crecen ellos, y se van convirtiendo en el adulto que serán. Somos los padres y las madres quienes también tenemos que crecer porque ya no sirven las estrategias de comunicación que usábamos cuando eran niños.

Ya no sirve al 100% el "Porque te lo digo yo que soy tu padre" Hay que dialogar en algunos casos, y negociar.

Hay estrategias que ya nunca más nos servirán. Porque nuestro hijo creció, y su cuerpo cambia, y su mente evoluciona. Quiere explorar el mundo. Quiere ser reconocido no sólo por vosotros, sino por sus amigos. Quiere ser uno más de su grupo, quiere sentirse adulto pero aún no lo es... Nuestra autoridad tiene que evolucionar.

A veces con la mejor intención nos mantenemos en ser unos padres muy rígidos en todas nuestras directrices, por temor a perder la autoridad y a que nuestros hijos se pierdan.

Castigamos mucho más que motivamos. Dialogamos poco porque hay tensión y no sabemos mejorar el ambiente. Llevamos mal que nuestro hijo no se acerque tanto a nosotros y empiece a tener otros referentes de los cuales recelamos... un youtuber, un compañero de clase que es más rebelde que el resto, chatear a todas horas, hacerse fotos y videos para que les hagan like sus amigos y también desconocidos...

Y la afectividad pasa a un segundo, tercero, o cuarto lugar. 

Primero Aprobar todas las asignaturas
Segundo Estudiar y hacer deberes
Tercero Las normas de comportamiento en casa

(En este punto ya estamos todos tan enfadados o dolidos que difícilmente se puede atender a la afectividad)
 y el punto que viene, es el que peor llevamos:

Cuarto... Escucharnos. Intentar comprender qué es importante para el otro, aunque para ti no lo sea. Facilitar el hablar de cómo nos sentimos.  Pedirnos disculpas.

Venís a consulta y intentamos aprender y practicar este cuarto punto. Aprender a ver  a tu hijo,  la persona que tienes delante. Entender qué siente, y por qué.  Romper el hielo que se ha formado entre vosotros, tomar tú la iniciativa, que eres su padre, madre, que sabes más que él de cómo es la vida, y que recuerdas cómo fue tu adolescencia y lo difícil que es asumir todos esos cambios.

No se trata sólo de disciplina, de orden, de normas (que también). Es todo esto, MÁS la parte afectiva y relacional.
No la olvidemos.

Porque forma parte de nuestra mejor intención.

#familia #adolescencia #relaciones #conflicto #afectividad #crecimiento