sábado, 23 de diciembre de 2023

Contraportada de Navidad

Necesito escribir esto y dirigirme a muchas personas que se camuflan como pueden estos días entre el espumillón y los villancicos. Ellos ya saben quiénes son.

Te hablo a ti, que no te gusta la Navidad. Te escribo a ti, a nosotros. A los que no sentimos alegría en Navidad, por motivos tan dignos como los que sí sienten la calidez de estos días. Estas fiestas, con sus luces y su leyenda sobre el niño que nació y vino a salvarnos, nos piden que sintamos alegría, y ganas de volver a casa con la familia, y disfrutar mucho con ellos y consumir productos variados…

A ti esto no te está siendo fácil de conseguir, formar parte del anuncio de la lotería, o del de los turrones. Quizá en el pasado sí. O Cuando eras pequeño/a. O cuando había niños en casa, todavía sí.


Hay a quien la Navidad le recuerda momentos muy dolorosos de su vida pasada, que cuesta digerir. Una pérdida, una muerte, divorcio, desavenencia con sus familiares, amigos, pareja. También hay a quien la Navidad le pone enfrente lo que hay en su presente después de aquel pasado: Una familia rota: por el juego, la violencia, la negligencia, la exclusión de los que no siguen la norma, aunque esta sea injusta…

Todo vuelve en Navidad. Son muchas las personas que se sienten solas y además, avergonzadas, que no saben dónde meterse en estas fiestas, y les gustaría quedarse bajo una manta, y salir directamente después de Reyes. Cuando eres “el diferente” de tu grupo, de tu familia, porque no disfrutas como los demás, te da vergüenza, o culpa por estropearles, y por eso no pides ayuda.

Pienso que esta fiesta no lo pone fácil. Los tristes desentonamos. Pero la solución no es forzarse a fingir lo que no se siente. Y al mismo tiempo, sé, porque lo compruebo cada día, que si me siento mal cuando todo mi pasado y mi presente me ahogan, es justo ahí cuando mejor me he de tratar. Buscar y encontrar momentos sencillos, baratos y tranquilos para cuidarme todo lo bien que pueda. Moderar mí exposición a situaciones que luego sé que me dejan con malestar durante horas o días. Pedir apoyo, llamar, escribir, quedar con quienes sé que me pueden escuchar, o me entienden, o no les molesta mi tristeza. Pasear bien abrigado por la naturaleza o un jardín, aprovechando que hace sol. Descansar. Intentar estar conectada con la parte del mundo y de mi vida que me da cosas buenas.

Quiero que recuerdes que no estás solo o sola en esto, somos muchas las personas que sabemos que no es fácil. Todas estamos caminando juntas en la vida, aunque vayamos por caminos diferentes que a veces se cruzan. Pero todas caminamos hacia casa, a cuidar el fondo de nuestros corazones, a curar nuestras heridas a aprender a curarlas para tener unas bonitas cicatrices.

Un abrazo, y Seguimos.

jueves, 2 de febrero de 2023

Las ataduras

Esa tarde era como otras en las que no tengo nada urgente que hacer. Tenía en mi libreta anotadas un montón de cosas pendientes. Podría haberme puesto con ellas. Y no me moví de la silla. Seguí mirando las redes, salté de una a otra como mono de rama en rama. Al final no sabía cómo había llegado hasta ese video corto de una mujer que salva a su hija del ataque tobillero de un mapache. Si me preguntan qué tal he pasado la tarde, no sabría tampoco resumir esa secuencia de saltos, empantallada como estaba.

"¿Estoy procrastinando, o simplemente dejándo las tareas para más adelante?
" me pregunto dos horas más tarde. 

Tal vez con un café me sienta más clara. Y en esas, llama alguien al teléfono, me pregunta cómo estoy, y le doy la respuesta de la geolocalización: "Pues aquí", deseando que no indague más. Lo peor viene cuando esa persona me habla animada sobre sus avances, lo que ha conseguido ya, y además lo que quiere hacer, incluso a medio y largo plazo en su vida. La veo tan resuelta, sueño con algunas de esas cosas que ella ha conseguido alcanzar. Pienso "¿será tan fácil y soy yo, que no sé ver cómo se hace?, ¿Qué me falta para ser como ella? . Sigo clavada en la silla. 

Por pequeños que sean, nuestros deseos pinchan y dan la matraca, para eso son deseos. Se dejan ver a través de lo que los demás nos cuentan sobre sus vidas. Los deseos quieren ser realidad, en lo posible. 

La llamada termina, y vuelvo a estar sola, y quieta. Pienso en todo lo que no hago en comparación con mi amiga, y entonces siento mi cuerpo inquieto, y cómo unas ataduras me sujetan los brazos, las piernas, la boca. Algo me impide saltar de la silla. Mi pensamiento sin embargo vuela hacia lo que podría estar haciendo: "Baja a comprar", "mira cuando era la cita del médico ", "ahora podrías leer y concentrarte, avanzar en ese trabajo que tienes pendiente". Y mi cuerpo sigue quieto, aquí. 


¿Lo has sentido alguna vez? Muchos vivimos con esas ataduras. Esta sensación de no poder mover un dedo para avanzar, para hacer, ir a por lo que quiero, ¿la has sentido?

Si nos hacemos las preguntas adecuadas podríamos entender este fenómeno, este quedarnos congelados. Las preguntas que hice en la historia de más arriba no sirven, por eso las he subrayado. Y no sirven porque se basan en la comparación con alguien distinto a ti, con una historia y experiencias diferentes a las tuyas, y por eso no sería justo que te comparases, te harás daño. Creerás que eres un ser "defectuoso". 

Sirve que observes cuándo sientes estas ataduras y te preguntes cosas como estas: 

  • ¿Cuál era el deseo o la cosa que justamente ahora me ha dejado paralizada? ¿En qué estaba pensando? 
  • ¿Cómo me siento en este momento? Asustada, abrumada, insegura... 
  •  ¿De qué me resguardo cuando me quedo tan quieta ante lo desconocido, ante mis deseos? del fracaso? de la burla? de saber realmente si es eso lo que quiero? 
  • ¿Qué cosas temo normalmente enfrentar y siempre las paso a otro momento futuro? 
  • ¿Pienso de mí cosas como "no puedes", "eso no es para ti"? Dónde y cuándo fue las primeras veces que recuerdas que pensases así de ti? ¿Con quién te empezaste a sentir así? 
Esto es simplemente un inicio. Un trabajo profundo porque trata sobre quien creo que soy, de qué creo que soy capaz. 

Si sientes las ataduras, que sepas que puedes aprender a comprenderlas y aflojarlas. Puede que necesites ayuda, todos necesitamos ayuda en ciertos momentos, y está bien. Una amiga con la que hablar de esto, que no sea japiflauer y te responda con la fórmula del "Si quieres puedes, ¡venga!" sino que quiera compartir sus ataduras contigo, y juntas intentar comprenderlas, y aflojarlas . O un profesional de la psicología, que para eso estamos, también. 

miércoles, 11 de enero de 2023

La relación entre el trauma y la aparición de las conductas adictivas en la adolescencia.

Miguel Fúster Almarche, psicólogo clínico (CIDAI, Valencia) con amplia experiencia en conductas adictivas, abre en su charla una ventana a saber más sobre los procesos adictivos durante la adolescencia, para que podamos desde las familias comprender mejor cómo funciona o se iniciaría un proceso adictivo en estas edades, y que esta información nos pueda ayudar a identificar, y afrontar el caso, si se diera.

Como siempre Miguel ofrece un nivel de detalle y una claridad estupendas.

La Charla ha sido posible gracias a la Asociación de Ayuda Mutua Petales, Adversidad Temprana y Apego, integrada por padres y madres adoptivos y de acogida. 

Enlace a la charla desde la web de Petales:
Adolescencia y procesos adictivos (xn--petalesespaa-khb.org)

Espero que os sea tan útil a vosotros, vosotras como para mí lo ha sido. 

Enlace desde Youtube Adolescencia y procesos adictivos - YouTube


martes, 2 de febrero de 2021

Buenos Tratos. Grupo Online


Seguro que sí. 

Yo sé que hay quien quiere esto y no le sale, o no sabe cómo. 

Porque le falta valor, por miedo al rechazo. 

Y pierde su tiempo en redes sociales donde el contacto personal no es cara a cara, donde una amistad no puede enraizar. 

Me gustaría ofreceros un lugar de encuentro, de práctica de los #BuenosTratos. 

Donde conversemos, nos pongamos pequeños objetivos, practiquemos, leamos, y adquiramos valor para salir afuera y vivir cada breve día como merece ser vivido. 

Empezamos online, y si todo sale bien, en un tiempo, cara a cara. 

¿Te apuntas? 

#GrupoOnline #ClubdeLectura #Psicología #HabilidadesdeRelación #BuenosTratos

jueves, 31 de diciembre de 2020

Pensamientos de fin de año 2020. Con cariño.

 Foto: Annie Spratt

 Yo no quiero escapar del 2020, ya se encarga él de irse, sin detenerse. Quiero decir, no le estoy “echando”. Ojo, tampoco es que me quiera quedar eternamente como estamos. Deseamos que venga otro año nuevecito, como si los años existieran por si solos. Deseamos que el que venga, sea mejor. Claro que sí.  “Que se aleje lo malo, que venga lo bueno”. ¿Cómo no vamos a desearnos esto?

Es que, hemos sufrido mucho. Hemos pasado miedo, por una causa muy grave. Por nuestros familiares, por nosotros, por nuestras amistades, por el futuro…

Hemos sentido numerosas frustraciones, al ver la mayor parte de nuestros planes rotos, interrumpidos. Tristeza por las pérdidas de personas, de trabajos, de oportunidades, de relaciones. Rabia, y miedo mezcladas, cuando hemos visto que nuestra salud estaba en juego, y en manos de otras personas, que se saltaban las normas de higiene, de seguridad, o en manos de personas que tomaban decisiones y las cambiaban varias veces.. Todo eso nos ha asustado, porque veíamos que no teníamos nada seguro a lo que agarrarnos. 

Hemos sentido angustia, intentando anticiparnos a algo imposible de saber. Hemos tenido que aprender a ser prudentes por principio, ante la duda de lo que mataba al virus, y tomar la opción más prudente por defecto, sin saber nada más. Hemos tenido que confiar conscientemente en otros que saben más, y que a su vez, no lo saben todo todavía sobre el virus. 

Algunos, optaron durante un tiempo por seguir sus vidas “como si todo fuera bien”, porque no podían resistir ese parón tan drástico en sus vidas. O porque tenían el pensamiento mágico y desinformado de “a mí no me va a pasar nada”.

Cuando el dolor, el miedo son tan grandes, una opción para mantener el equilibrio emocional es negarlos. Negar el peligro, negar la emergencia, o pensar que hay una conspiración detrás de todo esto, es decir, que hay alguien que lo está provocando. Negarlo, y buscar una trama culpable, son dos maneras de defendernos ante este tsunami emocional. Instalándose en la rabia, o anestesiándose negando la evidencia, algunas personas encuentran inconscientemente su manera de sobrevivir emocionalmente a estos golpes de la vida.

Nos hemos visto en situaciones muy dolorosas, algunas sin solución, porque han acabado con la muerte, o con la ruptura. Y no hemos podido vernos para llorar abrazados. Hemos tenido que usar otras maneras para mantener el contacto. Aislarnos emocionalmente, no era una buena opción.

No sabemos qué ocurrirá en los minutos, horas, semanas, meses que vienen en el nuevo embalaje del 2021. Cada año pasan tantas cosas, aprendemos, y eso es equipaje que nos llevamos al siguiente año, al siguiente minuto.

Si algo me llevo de 2020, es cómo he aprendido a cuidarme en mi malestar, que ha sido intenso, y variado, como el tuyo. Entiendo que vivir consiste en esto. Cada día van apareciendo situaciones, problemas, y vivir es ir enfrentándose a todo ello, buscando nuestra seguridad, alegría, entendiendo que no dejarán de pasar cosas que no deseamos, porque hay muchas cosas que escapan a nuestro control. He recordado la importancia de que vivimos en comunidad, y somos interdependientes. No somos burbujas individuales que sobreviven vía compras por internet. Nos necesitamos, es un hecho. 

Gracias a estos obstáculos, y a nuestra interdependencia, nos podemos desarrollar y madurar. Sé que vamos equipados de emociones, que nos quieren cuidar y mantenernos con vida. Cada día aprendo más de ellas, también he aprendido contigo.

Este año más que nunca, he sentido lo importante que es atender a nuestro malestar, con amabilidad, para poder unir las fuerzas que nos permiten seguir adelante.

Mi deseo es que sigamos aprendiendo de nosotros, gracias a todo lo que suceda, y que unamos nuestras inteligencias para ser mejores como comunidad, como especie. Que en las decisiones que tomemos en 2021 recordemos que somos hermanos de todos los seres vivos, sobre todo de otros seres humanos, aunque no los entendamos, ni estemos de acuerdo en todo con ellos. Nuestro viaje continúa.

Un abrazo

Cristina 

lunes, 10 de agosto de 2020

ANSIEDAD es SALUD (texto psicoeducativo)

 La #Ansiedad es sana y necesaria.


Si te ha extrañado esta afirmación, sigue leyendo.

La ansiedad es una emoción no básica, emparentada con el miedo y el estrés. Es una "actitud emocional cognitiva". Parece complicado pero no lo es, veréis, esto significa dos cosas:
  1. La sentimos físicamente como una emoción similar al estrés, y al miedo (el pulso se acelera un poco, se segregan hormonas del estrés, para activar los sentidos y nuestro cuerpo. Nos pone las "pilas".
  2. Además, se nos activa el pensamiento, se focaliza nuestra atención en el problema que está a punto de venir, para poder evaluar la situación y elaborar un plan de acción (prevenir, priorizar, actuar).
Esto, como veis, no es patológico ni malo. Sirve a nuestra supervivencia como individuos y como grupo.

Ansiedad, apareces cuando percibimos algún indicio de amenaza lo bastante importante como para que nos impida continuar tranquilamente con nuestra existencia.

Ejemplo: Me acabo de enterar de la fecha de mi examen del B1 de inglés. Esto puede activar mi respuesta de ansiedad, para bien, para comenzar a mirar calendario a ver cuántos días me faltan, buscar mis libros y apuntes y sacarlos, decidir cuánto tiempo puedo dedicar al estudio... Todas estas cosas son gracias a ti, #Ansiedad.

Ansiedad, no actúas igual en todas las personas. Te has forjado a través de las experiencias de cada persona en las primeras etapas de su vida. Infancia y Adolescencia.

Ejemplo: En mi casa se dejaba todo para después, y pese a saber que una fecha importante se acercaba, lo que aprendí en mi casa es a hacer las cosas en las últimas horas o últimos minutos antes de que expirase el plazo. Con agobio, mal humor, desesperación, bloqueo, y llegando a la meta de mala manera, sabiendo que no he podido hacerlo bien porque no hice caso de mi Ansiedad, esa vocecita que me decía: "prepárate ya lo que necesitas para el examen de mañana. Acuéstate pronto para que puedas dormir suficiente. No te vayas ahora con los colegas a dar una vuelta, quédate y repasa la voz pasiva, que no te la sabes..."

Ansiedad, nos hemos acostumbrado a fusionarte con tu hermana la Ansiedad patológica.

Ella es quien impide a las personas llevar una vida fluida. En el fondo también es una desconocida porque todos le tienen mucho miedo. Y lo peor que se puede hacer con una emoción, es tenerle miedo.


Ansiedad, todos te llevamos, en nuestro maletín de recursos personales.

Algunos de nosotros no te sabemos manejar bien, porque nos asustamos cuando apareces, o porque hemos aprendido desde pequeñitos a no hacerte caso.
Otros hemos ido aprendiendo a conocerte y a quererte como eres, un recurso de emoción y pensamiento, siempre a nuestro servicio.

(continuará)